El 21 de noviembre de 2019 marcó el inicio de un gran paro nacional, un hito histórico en las luchas populares del siglo XXI en Colombia. Fue un momento en el que la rebeldía contra un gobierno autoritario, mafioso y corrupto salió a la luz, reflejando más de 30 años de resistencia frente a la imposición violenta, legislativa y fiscal del neoliberalismo. Estas políticas no solo devastaron la economía nacional, sino también la vida cotidiana de millones de colombianos.
Las manifestaciones se extendieron por calles y carreteras, evidenciando la diversidad de expresiones del movimiento social: cacerolazos, barricadas, movilizaciones, conciertos, mingas, velatones, entre otras formas creativas de protesta. Todas ellas dejaron claro que el país exigía cambios urgentes en favor de los desposeídos y marginados. En respuesta, el gobierno implementó políticas regresivas y medidas económicas, entre ellas la reforma tributaria en contra del pueblo, que ocasionaron que se intensificara la lucha y el descontento social.
En ese contexto, nuestra organización sindical, SINDESENA, asumió el compromiso de participar activamente en estas jornadas de protesta. A lo largo del país, estuvimos en las calles junto al pueblo colombiano, enfrentándonos a una violenta represión estatal que dejó cerca de 80 personas asesinadas, 1.905 heridas y más de 3.400 jóvenes detenidos, muchos de los cuales aún permanecen encarcelados. Estos datos, recopilados por organizaciones de derechos humanos, reflejan la crudeza de la respuesta oficial ante las demandas populares.
Hoy, cinco años después, esas mismas élites se han dedicado a sabotear las reformas del cambio, están haciendo un bloqueo presupuestal con el que pretenden que el presente gobierno no avance en la implementación de la inversión social, en cumplimiento de su promesa de campaña, lo que se traduce en graves afectaciones a la población más necesitada. A esto se suma la obligación del pago de la onerosa deuda externa, que esos gobiernos han dejado.
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