Manifiesto- 8M- 2022 – Subdirectiva SINDESENA BOLIVAR
Comisión de Mujer y Género
Desde la comisión de Mujer y Género, de SINDESENA Subdirectiva Bolívar, las mujeres hacemos presencia activa en esta conmemoración a través de un comunicado que resalte y reivindique las luchas que se han dado por parte de todas las mujeres trabajadoras del SENA, de Cartagena, de Colombia y de América Latina. De igual manera, queremos aprovechar el espacio para hacer reconocimiento público a todas las mujeres que día a día luchamos por mejorar la igualdad de condiciones laborales en nuestros entornos, para que estos sean entornos seguros y libres de toda clase de violencias. Hoy es un día histórico, dónde se conmemora el día de la mujer, recordando lo sucedido en 1908 en las fábricas de la ciudad de Nueva York, pero también es un año histórico para las trabajadoras del SENA, puesto, que se crea por primera vez en la subdirectiva Bolívar, la Comisión de Mujer y Género, con el objetivo de liderar procesos, abrir espacios entorno a la igualdad, el respeto y la garantía de derecho de las mujeres, de nuestras compañeras. Así como conmemoramos y exaltamos, alzamos nuestra voz frente a los retos que se tiene como ciudad, como departamento y como país en el rol de la mujer trabajadora, necesitamos gobiernos que trabajen por aumentar las oportunidades de acceso al trabajo para todas las mujeres, independientemente de su condición, religión u orientación sexual, que los trabajos a realizar sean dignos y ampliamente ocupados por mujeres cumpliendo así con la demanda de paridad de género, como también una distribución del tiempo más digna, humana y equitativa, para que no tengamos que cumplir con una tercera y cuarta jornada cuando llegamos a nuestras casas. Expresamos públicamente, una vez más que las condiciones que nos ha impuesto la Sindemia nos ha afectado a todos, todas, todes pero no por igual; las mujeres hemos tenido que trabajar el doble para poder equilibrar el trinomio; trabajo, familia y hogar, hemos estado en la primera línea de respuesta frente a todas las necesidades y condiciones extremas que la COVID19 nos ha impuesto y generado; las que tenemos oportunidad de trabajo asalariado, el trabajo remoto, se ha mezclado en algunos casos, con responsabilidades académicas, con las demandas familiares y del hogar especialmente relacionadas con: los cuidados, la limpieza exhaustiva de los espacios y las medidas de bioseguridad sin contar con el enorme reto de la salud mental. Con relación a esta denuncia, recordamos que la igualdad entre hombres y mujeres sigue siendo apenas uno de los grandes retos que tiene la sociedad en materia de equidad de género. La incorporación de las mujeres en el campo laboral, en las diferentes esferas ha traído sus retos, así como a develado problemáticas que persisten en la cotidianidad que se constituyen como formas de violencias, muchas de estas simbólicas las cuales pretenden perpetuarse a través de un sistema patriarcal que no termina de asumir y reconocer que las mujeres podemos tener igual acceso a oportunidades, con las mismas condiciones que los hombres, es por ello, que algunos temas como la brecha salarial, las trabas impuestas por la elección de ser madre en contextos laborales, licencia de maternidad, la desigualdad en distribución de las tareas del hogar, el acoso laboral, la ley de los mil días y las políticas de cuidado entre otros siguen afectando nuestra calidad de vida de forma progresiva y silenciosa ya que a nosotras siempre se nos exige más. Según informe de la comisión económica para Latinoamérica y el Caribe, CEPAL, La Sindemia de la COVID19 generó un retroceso de más de una década en los niveles de participación laboral de las mujeres en América Latina. No obstante, las mujeres hemos hecho parte y hacemos parte activa de la primera línea de cuidados o de respuesta frente a todas las luchas que como sociedad debemos dar. En Colombia, las mujeres reciben menos salario que los hombres. En 2020, según el DANE, recibieron un 12,1 % menos salario que los hombres, o para expresarlo de otra manera, ellas percibieron un 87,9 % de lo que ganaron los hombres. En Cartagena, en este momento hay más de 227 mil mujeres que se dedican al trabajo del cuidado no remunerado, y las que acceden al trabajo remunerado lo hacen con desventajas considerables frente a la población masculina, recibiendo menos ingresos y desarrollando mayoritariamente trabajos asociados a los femenino y que son subvalorados, muchas mujeres que han sufrido violencia en diferentes espacios aún no tienen una ruta clara para poder acceder a los servicios que como Estado, debe garantizar la protección y restablecimiento de sus derechos, por ejemplo, aún no contamos con hogares de acogida tan necesarios para todas las problemáticas que generan las violencias basadas en género sobre todo en los entornos familiares. Las violencias y abusos en el sistema de transporte público Transcaribe, siguen siendo el pan de cada día, no hay espacios diferenciales, el acoso callejero, Cartagena la fantástica no es una ciudad segura para NINGUNA mujer. Por esta y muchas razones, exigimos al Estado que se haga cargo de lo que le corresponde, que trabaje de manera mancomunada con todos los colectivos, organizaciones de mujeres y juntanzas en la implementación de políticas públicas con enfoque de género que contribuyan a: 1. Una recuperación sostenible y mejoramiento de la calidad de vida de las mujeres, 2. Transversalización de políticas públicas inclusivas, diversas y plurales 3. Elaboración e implementación de la economía del cuidado y dónde esta a su vez sea reconocida como un sector dinamizador que impacte positivamente en el bienestar, la salud física y mental, la redistribución del tiempo de las mujeres, que jalone el avance en materia de ampliación de derechos y la calidad de vida de todas las mujeres colombianas. Para terminar, afirmamos que como sociedad debemos avanzar en un nuevo pacto liderado por y para las mujeres, que tenga en cuenta las voces de la diversidad que como mujeres nos habita, un pacto que evite la profundización de la pobreza, especialmente la feminización de la pobreza, la sobre carga de trabajo no remunerado, además de proteger los derechos conquistados por y para las mujeres.