La fuerza de la no violencia
Saludo a aquélla,
capaz de contemplar de frente el abismo que circunda la existencia.
Aquella que no se deja distraer por fuegos de artificio y necias celebraciones,
ni se engaña ocultando su rostro tras la máscara ajustable de las conveniencias.
Chantal Maillard. La compasión difícil. Galaxia Gutenberg, 2019
La primera Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer fue emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, así en el año 2000 se designa el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Pero el origen de este día se da en memoria de las hermanas Mirabal, tres líderes sociales de República Dominicana que protestaban contra la violencia de género y fueron brutalmente asesinadas en 1960 por orden del gobernante Rafael Trujillo (1930-1961).
Hoy la invitación desde la Subdirectiva Sindesena Bogotá es a rechazar y condenar las formas de violencia hacia todos los seres y especies del planeta. Ya que tanto lo femenino como lo masculino son víctimas de un modelo económico, social y político que ha cercenado la compasión y ha potenciado la ira, todos confundidos en una lógica que heredamos de la guerra y el deseo de poder; hasta el punto de hacernos creer que la violencia es connatural, normal y hasta necesaria al ser humano. Pero lo cierto es que centenares de comunidades locales, originarias, étnicas, personalidades autónomas, posturas éticas contemporáneas, nuevas masculinidades, etc., nos señalan lo contrario y nos hacen ver posibles otras formas de convivir que no atraviesen prácticas de explotación hacia nuestros cuerpos.
Esta lógica de poder en la que esta imbuida la humanidad conlleva en sí misma una sensación de inseguridad y necesidad de defensa (en la esfera personal, social, económica y política) desde la cual ha surgido la violencia patriarcal hacia la mujer. Violencia que el contexto actual nos exige reconocer y reflexionar para no replicar con las mujeres que nos rodean.
En esta misma linea no podemos desconocer cómo la pandemia de la Covid 19 empeoró las desigualdades a las que ya se enfrentaban las mujeres y niñas en el mundo, pues durante la crisis sanitaria, económica y social ellas estuvieron en alto riesgo de sufrir todo tipo de violencia y vivieron una mayor pérdida de empleo por atender las tareas de cuidado en los hogares[1].[2]; pero además es necesario reconocer y develar que las violencias basadas en género no solo se viven en los espacios privados como el hogar, sino también en los espacios laborales y que se manifiesta desde el proceso de contratación donde se replican constantes actos de discriminación por razones de género, por ello la necesidad de que hoy Colombia ratifique el Convenio 190 de la OIT para erradicar la violencia y el acoso en el lugar de trabajo.
Nuestro llamado hoy, más que nunca, para considerar que la erradicación de la violencia contra la mujer es responsabilidad de todos e implica nuevas prácticas sociales en todos los espacios de interacción que promuevan otras formas de vivir lo masculino desde la fuerza de la no violencia, pero además socavar ciertas formas de poder que no contribuyen a la consolidación de sociedades democráticas.
EXIGIREMOS DESDE NUESTRO ACCIONAR SINDICAL AMBIENTES LABORALES LIBRES DE VIOLENCIA Y ACOSO Y LIBERTAD SINDICAL PLENA.
SINDESENA – SUBDIRECTIVA BOGOTA
Bogotá, 25 de noviembre de 2021
[1] Violencia y desempleo, la otra pandemia que impacta a las mujeres- Instituto de Estudios Urbanos. Universidad Nacional de Colombia. 15 de Marzo de 2021
